La razón más fuerte del influjo ejercido por el factor religioso en las colonias protestantes de América ha de buscarse en que muchas de ellas se establecieron como refugio para los perseguidos por motivos de fe. Éstos, al emigrar, llevaban consigo las creencias del grupo religioso europeo al que pertenecían. Pero el tipo de protestantismo que debía ser determinante para la cultura americana fue el calvinismo. Del puritanismo calvinista proviene «el moralismo y el legalismo de la piedad americana de los orígenes, la rigurosa reglamentación de la vida por medio de ordenanzas que le dieron un carácter más propio del Antiguo Testamento que cristiano…» Muchos otros movimientos fueron también doctrinalmente calvinistas. No obstante, fue de las florecientes colonias de Nueva Inglaterra de donde nació una aportación activa de pensamiento y de donde toma su origen el curso de la teología americana, que ha sentido cada vez más la exigencia de una síntesis sistemática. Pero no podrá ciertamente ser una síntesis duradera del pensamiento cristiano de América la que excluya de modo radical las tesis cristológicas tradicionales más fundamentales.
Por esto, el protestantismo americano, que desde los primeros años de la colonización puritana no tuvo un punto de referencia común estable, quizá lo podrá encontrar de nuevo no tanto en las síntesis de sus actuales pensadores, cuanto en el movimiento ecumenista.